La aldea de Inazares (Moratalla), situada al pie del Macizo de Revolcadores y a
1.350 metros de altitud, es un lugar con especial encanto. Esta población, a poco
más de una hora de la saturada y abigarrada Murcia, nos invita al solaz, a la
conversación, a la reposada lectura, en contacto estrecho con una Naturaleza
virgen en la que aún nos es dado contemplar el majestuoso vuelo del águila
culebrera, el planear a gran altura del buitre leonado, el susurro del viento
sobre las cimas de las montañas que la rodean, la maravilla del universo
estrellado en sus limpias noches… En suma, la paz y la tranquilidad que presiden
este singular paraje.
Mención especial para su rica gastronomía: en
Inazares podrás degustar el buen embutido del campo de San Juan y la delicia
para el paladar que supone un buen asado de cordero segureño.
Pero lo
mejor de Inazares son sus gentes, sencillas, afables y siempre dispuestas a la
conversación con los visitantes.
Con esta entrada doy inicio a una serie de fotografías de este precioso rincón del Noroeste murciano, al que alguien calificó del "último confín".
Fuente a la entrada del caserío Inazares. Al fondo, a la izquierda, se intuye la entrada al restaurante El Nogal.